Photo credit: Eduardo A Gonzalez-Montenegro / Foter / CC BY-NC-ND
Magia en la fiesta.
Caía la noche al tiempo que se encendían las luces en el Castillo. Dentro los inmensos ojos negros de la Princesa saludaban a los invitados que a medida que llegaban la entregaban su amistad.
Corría la alegría, mientras que las apetitosas viandas eran saboreadas por los alegres comensales.
Majestuosas Señoras derramaban sonrisas, mientras engalanados cachorros correteaban a su alrededor, al tiempo que la bella Princesa extendía un manto de cordialidad.
Se mascaba la magia. El saludo de una brillante luna que en una fría noche de invierno, se mezclaba con el color que reflejaban los asistentes, fabricaba la vida deseada
La competición entre Las Damas pronto llevó a una troupe de cachorros al umbral de la mazmorra y allí en su Reino, la dulce Princesa ejerció su mandato.
La noche la convirtió en domadora de sueños y junto con las Damas impartió su magistral arte. .
El arte de la seducción.
Los cachorros vibraron de emoción y se unieron en una fría noche de invierno para entregarle a la Princesa un millón de besos.
efe