El encanto de ser el más feo.
Estaban en el bar más de moda de la ciudad, la música sonaba en el tono perfecto para poder charlar y el ambiente era especialmente guapo.
Aquella Noche era una cualquiera para él, salió a tomar una copa para volver con su soledad acostumbrada. No era el varón más apuesto del barrio, su interés por conocer a la más bonita, era una aventura imposible de cumplir y al final sus pensamientos eran sus únicos anfitriones. Contemplaba a una joven, quizá la más guapa a su criterio, los tejanos de la chica marcaban las nalgas más hermosas que había visto nunca, presintiendo una figura especial. En un momento inesperado la joven se dio la vuelta y pudo contemplar un rostro simplemente bello, para él eso ya era el éxito de su noche. Que le dedicara una mirada, La devolvió con un gesto alegre, el detalle de haberle simplemente no ignorado. Pero la chica se acerco a él, esta vez con el descaro propio de intentar conquistarle, su corazón latía a mil, era casi feliz.
El saludo fue breve y mutuo. Hablaron, se tocaron y llegaron a entregarse un beso. En un momento de audacia el joven la preguntó. Que si deseaba estar con él.
La chica con una sonrisa franca le contestó. Amigo los complejos para la cosas del corazón son nefastos, te he visto varias veces incluso hablar con alguna chica, pero incapaz de darla un beso. Yo hoy no es que haya querido hacer de ángel de la guarda, es que simplemente he querido conocerte. Y por cierto quieres salir conmigo.
Efe.