El déspota y la Doncella.


5Photo credit: nachorodriguezphoto / Foter.com / CC BY-NC-ND

El déspota y la Doncella.

Desde su posición de hombre duro y calculador. La veía de una manera insignificante, para él era una conquista más de la que se aburriría en cuanto abordase a otra. Su porte de hombre viril e incluso guapo, hacía que resultase atractivo, completando su historial que era casi  rico. Ella era su última adquisición, una joven con poca experiencia, que lo único que podía aportar era su espectacular belleza, sus inmensos ojos azules hacían juego con sus rubios cabellos que cautivaron al rudo déspota.
Desnuda en su cama le daba todo lo que poseía, juventud y candidez. Que el disfrutaba a su manera. Amasaba sus pechos plenos de dulce miel llenándola de falsas promesas. Quizá le resultaba fácil engañarla, pero nacía ya un poco de ilusión por parte de él, aunque eso era impensable dado su grado de moralidad.
Al final sería un simple antojo de usar y tirar. Desnudos en la cama acompañados de una botella de champan se entregaban a una noche de frenesí, donde sus cuerpos se fundían pasionalmente entregándose al momento vivido.
Una sonrisa terriblemente femenina desarmaba al varón, que jugaba a someter a una joven ingenua,  sobre todo terriblemente hermosa, pero con visos de no dejarse embaucar fácilmente.
La hizo el amor sin muchos miramientos, quizá para no encapricharse demasiado y con un beso la despidió hasta nueva orden.
Te llamare preciosa en cuanto tenga tiempo, fueron sus últimas palabras antes de dejarla en la ducha de la elegante suite.

Continuará.

Efe.firma