¡Viva el domingo!
Otra mañana de un domingo, no sé si de invierno, otoño o primavera. La típica frase. El tiempo está loco, es ya casi cierta.
El despertar para un servidor es temprano, todavía en pijama me siento en mi escritorio a leer, o a hacer algo parecido como es escribir. Mi Dueña hace como que duerme, víctima de su perezoso despertar y la fiel Zula hace también lo propio en su colchón, lo demás son ya habitaciones vacías en una casa ya grande para dos locos casi jóvenes.
Los hijos se independizaron para bien y mi Dueña dice que eso nos hace viejos. Yo lo corroboro dado la edad de emancipación forzada de los jóvenes en nuestro país.
Al fin no sin la algarabía correspondiente vienen Mi Dueña, seguida de zula, por este orden a sacarme de mi natural hábitat y hacerme beber el primer café de la mañana.
Después nos informamos de los planes mañaneros. Mi Dueña informa que tiene hoy guardia en el hospital, Zula reclama su diario hueso y se larga a tomar el tibio sol del la mañana. Un servidor se larga a comprar pan con la escusa de andar algo, eso sí, con el compromiso de que le toca cocina.
Cosa que gracias a estos blogueros maravillosos que nos rodean me están haciendo progresar, otros conocimientos en estas artes proceden de mi santa Madre, que junto con algunas enseñanzas de mi cosecha propia son el equipaje de este modesto cocinero.
Después los dimes y diretes, nos acompañan tomando el vermut, hoy en el jardín gracias a este sol de los alrededores de este nuestro Madrid.
Mañana más…
Un feliz domingo a todos.