La libido.


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La libido contada en modo sencillo es.
El deseo sexual en los hombres y las mujeres. Un servidor no está capacitado para desarrollar un sesudo estudio sobre ello, por lo que me basaré en la sencilla experiencia de alguien que la tiene, la ha tenido y la tendrá si los hados de la salud mental y física me lo permiten.
Evidentemente a mi juicio entiendo que en la juventud que uno vivió, esta característica de excitación sexual era explosiva, como hombre diré que la primera vez que me encontré en la situación de estar con una mujer, tuvimos muy poquita oportunidad de goce duradero, ya que nos diluimos en minutos. Después la experiencia te enseña a disfrutar con calma extensa, el uno del otro, a descubrir que el desnudo de ambos es algo tan fantástico, que a veces simplemente para algunas personas ya es un buen comienzo.
He podido descubrir que la mujer disfruta de su libido a la par que el hombre, destrozando la retrograda idea de que al perder su virginidad, deja de ser una mujer decente, por lo que debe exhibir su estrechez por todos los lares. Afortunadamente esos tabús no los sufrimos muchos, dado que en nuestra juventud, se inició la apertura de la sexualidad, y el delicioso destape de aquellas hembras que nos evitaron los viajes a la Francia.
Ahora hay que generalizar, que los varones pierdan su vergüenza y participen en el destape moral y corporal al igual que lo hicieron ellas con valentía y naturalidad.
Que se derrumbe totalmente la idea de que un buen culo varonil no las pone a cien y no digamos una noche de deseo cumplido con amor o sin el, solo disfrutando libidinosamente.

Efe.firma año

Dialogo.


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Dialogo.

Joder, hace un frío de perros, pero se empeña en tomar el aperitivo en el Porche, Invitan a la mascota que con un gruñido, seguido de un pequeño ladrido le llama loca.
Se ríen. El con gorro chaleco y guantes, apura una cerveza malditamente fría, pero se ríe con ella, que apura su vermut y curiosamente tiene calor, que junto al buen humor se hace perfectamente apetecible.
De repente como una quinceañera insatisfecha le dices casi a bocajarro.
¡Qué echamos un Kiki!
Su amante mira al perro, no sé porqué, ya que de ninguna forma está invitado a esta otra fiesta, pero inexplicablemente este agita las orejas.
Será guarro este perro.
Pero ya no dice más.
Después en el sofá medio desnudo se deja violar sin miramiento.
Joder, sigue siendo igual de explosiva, piensa.
Se deja hacer, la come, la pellizca, ella le muerde. Están a mil, aún sin ganas le pone. Qué rica estás, te vas a enterar. Vuelve a pensar.
Fuera bragas y sostén.
Caray le encanta, la mira y se come su pezón izquierdo.
Gruñe y dispara.
Te vas enterar cariño, le dice  ella con convicción y se empieza a comer su miembro. Jope esto es trampa me correré y me echarás la culpa.
No. Te mataré de gusto. Escucha desconsolado.
Al fin consenso. Besitos, caricias y uff.
Me corro.
Sigue cariño, sigue…
Tráeme la fusta cielo te la has merecido.
Te quierooooooooooo.
Perro mío.
Si.
Echamos otro…
Vamos…

Fiesta en la noche.


Fiesta en la noche.2

Esperaban a unos amigos a cenar en casa. Diana le preguntó a Juan su marido que tal estaba con el atuendo que había elegido, un corto vestido de licra ajustado que realzaba su figura, medias con ligueros, que calzando unos zapatos de salón negros la imprimía una silueta de ensueño. En su rostro un leve maquillaje que le daba naturalidad a su rostro.
Este la contempló unos instantes, para darla su veredicto.
Estás simplemente preciosa.
La pareja que esperaban eran unos amigos íntimos desde años, su confianza a nivel personal era muy buena, se habían corrido algunas juergas y vivido algunas experiencias muy agradables. Manteniendo una amistad casi familiar.
Suena el timbre, abre Juan y saluda a sus invitados. Sonia era una mujer de mediana edad, atractiva todavía y Alberto en la cincuentena tenía la facilidad de ser interesante.
La cena transcurría con la cordialidad de siempre, entre risas y algunos comentarios atrevidos, llegaron a la sobremesa. De repente ante una copa de buen cava, Sonia sin ningún pudor propone un juego, y para sorpresa de todos les cuenta su plan. Jugar a los naipes, respiran todos con alivio, bueno jugaran a la siete y media y colorín colorado.
Pero con una perversa sonrisa, Sonia aclara, que el que pierda se pone a la disposición del que gane.
Comienzan las primeras bazas y gana Juan, esta mira con cierto miedo a Diana, su pareja, pero la pide que se quite el vestido, esta le mira más asustada que enfadada, para decirle que no lleva sostén, cosa que provoca el contento general. Paga su prenda y la propina, ya que tiene que ofrecer sus pechos a todos los participantes. Sonia se emplea a fondo y entre mordisquitos y chupetones pone a todos a cien.
Continua el juego y ya prácticamente desnudos Alberto indica a Diana la perdedora de nuevo, que satisfaga a ambos varones realizando un trío, esta con mucho placer comienza la labor encontrándose los dos miembros de los varones a su disposición en su bonita boca. Sonia con una mortal envida decide que mejor es hacer una cama redonda, y todos juntos pasan la mejor noche de su vida.
Efe.

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Diálogos prácticos.


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A veces charlar con dos Damas es excitante para un varón, sobre todo cuando ellas empiezan a nadar en aguas profundas. Hemos sido víctimas de una censura brutal durante varias generaciones, las mujeres debían ocultar sus instintos si deseaban que las consideraran decentes, consecuencia de lo cual las indecencias se hacían a obscuras y escondidos. Pero doy fe que las hacíamos.
Pero poco a poco se ha ido deshaciendo la madeja de lo prohibido, por lo que el uso y disfrute de la libertad de espíritu y sexo es usual y corriente. Pues dicho esto resulta que una amiga y mi dueña en animada tertulia gustaban de hacer disquisiciones, para comentar temas más corrientes. El caso era que tratamos, lo de que el tamaño si importa.
Yo escuchaba un poco asustado, porque en cuestión de tamaños a ningún hombre le gusta discutir. Resulta que según Mi Dueña ella estaba ya acostumbrada al tamaño estándar y la iba bien, su amiga sin embargo aseguraba que después de probar uno bastante espléndido, ha notado la diferencia. Bueno argumenté un poco precavido, lo importante es que sea juguetona. Eso digo yo, argumento el probo acompañante de la Dama.
El asunto empezaba a ser delicado pues nos veíamos sin gayumbos para mostrar el calibre de nuestros atributos.
La cosa subía de tono y el consenso no llegaba, así que había que buscar un árbitro, en este caso del género femenino. Pero afortunadamente la cosa no llegó a mayores, llegándose a la conclusión que si el miembro funciona a gusto de la usuaria o usuario. Que todo está permitido, ya es suficiente. De todas maneras argumentaron ellas que el sintético también a veces puede arreglar la cuestión. Así que para su cumpleaños bien se puede adquirir un consolador de buen tamaño que en caso de emergencia puede solucionar muchos imprevistos.

efe.

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El regalo.


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El regalo.

La tarde lluviosa le llevó a celebrar el cumpleaños de Alicia juntos, frente a la chimenea. La leña ardía en el hogar, que junto a la luz tenue, contribuía a crear un cálido ambiente que los hacía sentirse bien.
Alicia envuelta en una bata azul pálido, ojeaba las imágenes de una revista de moda, mientras Lucas leía un libro. De vez en cuando levantaba las cejas y comentaba un pasaje con Alicia, está le daba su opinión a medida que con un gesto perverso le desabrochaba los botones del batín.
Suena el timbre. Lucas con un gesto rápido se dirige a abrir la puerta.
No te muevas. Ahora bajo. Replica casi ordenando a la joven.
¿Quien era? Le interroga con curiosidad.
Tu regalo cariño.
Le responde alegremente.
Dirigiéndose al baúl de los juguetes y con una maliciosa sonrisa saca un tupido antifaz y las esposas forradas de terciopelo. No te muevas cielo.
Alicia se deja hacer con una curiosa morbosidad. La esposa colocandole el antifaz que la impide la visión de cualquier acontecimiento.
Baja María le pide a su visita.
Una hermosa joven se presenta ante él. Es una conocida del trabajo, pero desconocida para su pareja. Se despoja del abrigo y tal como habían ideado queda desnuda ante Lucas. Este observa que es preciosa, sus piernas proporcionadas armonizan con un delicioso busto que da paso a un rostro muy juvenil y hermoso.
A una señal de Lucas María desabrocha los botones de la bata de Alicia, dejándola semidesnuda, un mohín de protesta sale de la boca de la joven prisionera, pero su torturadora mordisquea ávidamente sus deliciosos pezones.
Mientras los labios del varón sellan el comienzo de su placer.
Siente como su abultado clítoris es masajeado por unas manos de seda, al tiempo que la lengua de María hurga en su carnosa hendidura.
Sus gemidos indican a Lucas su intervención urgente, María junta sus labios con los de la joven fundiéndose en un beso, creando una sensación nueva para Alicia, a la que jamás la había hecho nadie el amor de esa forma.
En ese momento no acertaba a comprender como una mujer, podía excitarla así, su placer además de nuevo era irresistible
Lucas folla a su pareja con pasión, la hace víctima y beneficiaria de un gran gozo, sus humedades hacen que los tres se corran al tiempo, mientras un rio de savia recorre las entrañas de la homenajeada.
Después sus sonrisas eran de agradecimiento mutuo por haber sido capaces de regalarse un tiempo de placer inmenso.

efe

La Ninfómana


La Ninfómana.

1Estaban como muchas noches de domingo en la cama, ella jugaba con el cuerpo de su marido a placer. Disfrutaba de una manera brutal cuando él la penetraba casi salvajemente, por cualquiera de sus orificios, pidiéndole más a cualquier hora y cualquier día, hasta que él se marchaba a su trabajo nocturno.
Ya era casi normal para él la sospecha de la infidelidad de su esposa, era incluso el alivio de un hombre derrotado, ante la necesidad insaciable de sexo que precisaba su pareja.
Ella deambulaba por los bares más negros de la ciudad, buscando ese sexo que parecía no tener. De madrugada volvía al lecho conyugal y saciada por el momento dormía hasta que llegaba el nuevo día.
La convivencia de la pareja estaba llegando al final, pero sin embargo ambos sentían que podían arreglarlo. Venían las promesas de ella, las advertencias del marido, lágrimas quizá sentidas y el propósito de empezar una nueva vida.
Aquella noche llovía a raudales, ella había preparado la cena. Dieron cuenta de ella, para después prometerle que no saldría de casa bajo ningún concepto.
Desnuda en la cama luchaba contra su enfermedad, se tocó hasta que después de masturbarse se quedo dormida, no sin antes tomarse un somnífero.
No sabiendo cuanto tiempo transcurrió, la despertó el teléfono. Aún dormida acertó a entender las malas noticias.
Condujo llorando desconsoladamente por una Ciudad que le resultaba aquel día obscura y dura, hasta llegar a la aséptica habitación del hospital donde intentaba volver a la vida su marido.
Su coche había derrapado, saliéndose de la carretera para quedar mal herido. Pasaron los días y al final un hombre distinto salía en una silla de ruedas empujada por una mujer que le amaba de una forma brutal.
El destino les dio una herramienta nueva para aprender a gozar. Era algo llamado amor. Y desde luego les funcionó de maravilla.

Efe.

Photo credit: Antonio Marín Segovia via Foter.com / CC BY-NC-ND

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