La primera vez.


El Ama de casa. » La primera vez»

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Origen de la imagen

Apareció La recepcionista, que la saludó sin más preámbulos informándole de que pasará a una habitación, donde la explicó que la iba a hacer unas fotos para el catalogo.
¿Catalogo preguntó asustada?
No te apures no se reconocerá tú identidad.
Desnúdate por favor.
¿Entera?
Si por favor. La contestó con un tono más enfadado la recepcionista.
No te quites los zapatos. Las fotos en realidad salieron bonitas, se la veía casi de espaldas mostrando un cuerpo precioso, sus nalgas llamaban al deseo de gozar, el busto empezaba desde arriba de la imagen ocultando su rostro y fruto quizá de que en esa estancia no hacía mucho calor, sus pezones apuntaban al cielo.
La improvisada fotógrafo apagó el ordenador, mientras que la indicaba que se podía poner su escaso atuendo, la aclaró que necesitaría poco Photoshop ya que tenía un cuerpo espléndido. Después le enviaría el resultado final para obtener su aprobación.
Volvió a la sala donde estaban las chicas, casi cuando la llamaban al desfile de presentación ante un cliente. Salió la última pensando que tendría menos posibilidades, pero no fue así y sin darse cuenta se encontró en la habitación con él.
Era un hombre de mediana edad, no era muy grueso y conservaba un cierto atractivo. Estaba sentado en una butaca cuando entro ella. La volvió a mirar, indicándola que se iba a duchar, se dirigió a la ducha y Silvia se dispuso a esperarle completamente desnuda en la cama.
El varón  no era excesivamente velludo, aunque lucía una espesa mata de pelo en su pecho. Se tumbó sobre ella. Silvia notó su bello cosquilleándole sobre sus pechos. La besaba en los lóbulos de las orejas con cierto mimo, hasta que llegó a sus labios, en ese momento ella hizo el ademán de retirar el rostro. El entonces se incorporó con brusquedad exclamando. Vaya con la putita. Ha salido fina.

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Origen de la imagen

Hay ya fue el momento más duro y triste de su vida, el juego era terrible y solo podía aceptar o salir gritando. Optó por terminar en breve, pero el tipo la sacó todo el provecho posible. Al parecer  la felación si entraba en el servicio, las envestidas del individuo eran penosas llegaban hasta el fondo de su garganta, para salir intempestivamente de su boca. Después de satisfacer todas sus fantasías sexuales, la ordenó que le pusiese un condón.
Con la bisoñez de una novata le enfundó el preservativo, y se dispuso al acto final. Era una muñeca en poder de alguien que no conocía el amor, noto algo cálido en su vagina y supuso que habían terminado.
Llorando por dentro le despidió y se dispuso a vestirse esta vez para irse. Lo que comenzó como un juego era una experiencia terrible.
Antes de salir la Madam le pagó una sustancial suma. La llamaría más tarde, pero eso será el final de esta dura historia que pudo ser real.

Continuará.

Efe.firma